jueves, 14 de abril de 2011

Para muchos el hecho de ser como realmente somos presenta dificultades. Tenemos miedo de hacer el ridículo, o , peor aún, de sentirnos rechazados. Por eso es que vamos a lo seguro. Inventam 
los disfraces y pequeñas rutinas imperturbables detrás de las cuales nos escondemos. Jugamos a ser una persona mundana o a ser reservados, y confiamos que las fachadas que creamos nos protegerán de las miradas curiosas. Continuamos actuando así a pesar de que en verdad deseamos que aparezca alguien que no acepte nuestras mentiras. Irónicamente, esa persona que estamos tratando de ocultar es precisamente la persona que otros están buscando. El verdadero yo es mucho mejor que cualquier personalidad que podamos inventar. El verdadero amor implica no tener miedo de mostrar a los demás lo que verdaderamente somos. Al hacerlo, lo que creemos haber perdido en imagen, lo recuperamos diez veces más en confianza y respeto. 
Si deseamos conocer el amor en nuestra vida, debemos revelarnos como realmente somos a aquellos que mantenemos a prudente distancia o a aquellos de los que vigorosamente quisimos protegernos. En realidad, no hay nada que esconder.
                                                                                                                                                                         leo buscaglia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

tus palabras son mejores q el silencio

tal vez el amor sea el proceso por el cual yo te conduzca delicadamente de regreso a ti mismo
saint exupery